Tanto la autora como la ilustradora han sabido complementarse para reflejar frente a un lector sin límite de edad las emociones que sentimos cuando nuestros animales de compañía sufren una enfermedad y el valor de la responsabilidad ante cualquiera de los hechos que ocurren en esta entrañable historia con mucho aprendizaje para los más pequeños y una tremenda reflexión para los que no lo somos tanto.