La paciente silenciosa. Alex Michaelides.
La paciente silenciosa llegó a mí aclamada por una crítica que la situaba en lo más alto de un género al que no suelo acercarme muchísimo pero que sí me gusta de vez en cuando así que trato de esperar un tiempo para observar diferentes opiniones y así asegurarme de que quizá sea cierto, esta vez, eso de el thriller del año.
El caso es que tenemos a una pintora digamos… con un éxito cuestionable bajo mi punto de vista que aparece en la escena del crimen en la que disparan a su marido en la cabeza y a ella con la pistola en la mano a punto de desangrarse después de haberse cortado las muñecas. A partir de ese momento Alicia Berenson no vuelve a hablar nunca más lo que no le ayuda a escapar de la condena por el asesinato de su marido. Su silencio la lleva además a ser internada en una clínica privada para pacientes psiquiátricos.
En este escenario, el de ahora, cuando ya ha pasado parte de la condena de Alicia aparece Theo Faber, un psicoterapeuta del que no conocemos nada más que una obsesión por esa paciente silenciosa con la que todos sus compañeros de profesión fracasan. Consigue plaza en «The Grove», la clínica en cuestión, donde consigue que el director le ponga a cargo de Alicia. A partir de ese momento empiezan a alternarse en la novela dos narraciones en primera persona. Por un lado tenemos a Theo, que nos aporta alguna información de cómo van sus avances con Alicia además de mostrarnos parte de su vida privada en la que menciona la relación con su esposa y con su propia terapeuta. Y por el otro lado tenemos a Alicia, realmente, a sus pensamientos plasmados en un diario que suponemos será la clave de toda la historia.
A La paciente silenciosa hay que reconocerle algo… el interés que produce para continuar una lectura en la que pasas páginas una detrás de otra sin detenerse demasiado en unos personajes que con un poquito más de esmero hubieran conseguido una novela mucho más sólida y que llegara a convencer a todo tipo de lector. A medida que avanza la novela van apareciendo una serie de personajes que se dejan atrás casi en el momento de mencionarlos convirtiéndolos en personajes totalmente planos y que sin embargo al lector le resultan imprescindibles para el desarrollo de una trama en la que el autor trata de vendernos que cualquiera puede ser el culpable. Con todo esto consigue llegar a un final que puede producir un golpe de efecto en algunos lectores pero en otros, a los que nos parece un poco previsible e increíble que todo se le vaya poniendo de cara a Theo, nos deja con la ligera sensación de que el autor tenía ganas de terminar la historia. Tantas… que pasó por alto un montón de cuestiones que se le han ido cayendo por el camino. Una novela que no deja de ser entretenida y de fácil lectura que ha convencido a miles de lectores pero que me ha obligado a dejar atrás todas las preguntas que no han quedado resueltas.
Eris
Más vale entonces que baje mis expectativas con este libro. Aunque tardará en caer, que la lista de pendientes es muy larga…
Besotes!!!
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