Por qué la literatura experimental amenaza con destruir la edición, a Jonathan Franzen y la vida tal y como la conocemos de Ben Marcus con unos pinitos en pedantería a cargo de Rubén Martín Giráldez.

Por qué la literatura experimental amenaza con destruir la edición, a Jonathan Franzen y la vida tal y como la conocemos de Ben Marcus con unos pinitos en pedantería a cargo de Rubén Martín Giráldez.

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Jekyll&Jill
Why experimental fiction threatens to destroy publishing, Jonathan Franzen, and life as we know it. Harper´s Magazine, October, 2005.
I have written a Bad Book. McSweeney´s, 14th March 2002.
Traduce Rubén Martín Giráldez.
ISBN 9788494594083
PÁGINAS 192
14,50€

Si me paro un minuto a pensar en mi trayectoria como lectora juraría que es la primera vez que me encuentro con un título de semejantes dimensiones; por si fuera poco analizando de la misma forma mi trayectoria como lectora no avezada en técnicas literarias me he dado cuenta de que mi capacidad de absorber todo aquello que va encerrado entre las cubiertas de un libro está totalmente fuera de una catalogación posible. Quizá sea esto último una de las razones por las que este título que abre la Colección Fontanela de Jekyll&Jill dirigida a «lectores dispuestos a hacerse una biblioteca que no confunda las nociones de dúctil y dócil» me ha dejado maravillada.

Bajo esta inmensidad de título se esconde un ensayo breve en el que Ben Marcus da respuesta al ataque que Franzen realiza en un artículo hacia William Gaddis, reconocido autor de literatura experimental, bajo el título «Mr. Difficult«. En sus palabras nos damos cuenta enseguida de la postura de Marcus, defensor de las letras y la literatura como todo aquello que el lector tiene la libertad de escoger.

Me reconozco lectora aventurera y soy de esas personas que a día de hoy pueden decir que se han leído La broma infinita y La casa de hojas con un disfrute máximo, quizá las únicas de mi lista que podrían englobarse bajo el epígrafe de «literatura experimental», pero también he leído mucha literatura «realista» que Marcus decide englobar en «no experimental» para curarse en salud entre la que, por supuesto, se encuentra alguna novela de Jonathan Franzen. Es posible que todas ellas las haya devorado de la misma forma a pesar de las diferencias evidentes si pienso en la dificultad para el lector y se convierte en la primera razón de peso para que me posicione abiertamente del lado de Marcus.

Lo que hace el autor en su perfecta argumentación es devolver al Franzen crítico, sin atacar al Franzen autor (aunque quizá encontremos un par de frases en las que deja caer alguna puya con el propósito de bajarle un poco esos aires de grandeza que posee contra los que ya no pueden entrarle al trapo), a una realidad en la que cabemos todos los lectores precisamente porque existen autores que nos enfrentan a retos aparentemente imposibles o autores que nos entretienen sin dificultades. Lo bueno está en poder escoger sin despreciar algo simplemente porque no es lo que uno escribe o lo que uno lee.

Por qué la literatura experimental amenaza con destruir la edición, a Jonathan Franzen y la vida tal y como la conocemos engloba, para mi gusto, verdades como templos que deberían hacer reflexionar a esa crítica literaria, soberbia, con la que nos encontramos los lectores de a pie empeñada en ningunear algunos libros, que parecen, no tienen derecho a ser servidos al lector.

Además de todo esto nos encontramos con un texto a cargo del traductor, Rubén Martín Giráldez, en el se encarga de comentar las palabras de Marcus y acercárnoslas a nuestro entorno sin escatimar en referencias y argumentos para dejarnos clara su postura como defensor de la literatura en general y en particular de la experimental.

Pero no acaba todo ahí porque para esta edición tan cuidada como todas las que Jekyll&Jill nos acostumbra a traer Marcus decidió ceder un segundo texto bajo el título He escrito un libro malo, aparecido en la revista McSweeney’s el mismo día que su novela Notable American Women, y en el que el autor reflexiona sobre lo escrito poniendo un broche de oro a este conjunto de tres pequeños ensayos que deberían resultar imprescindibles para cualquier amante de la literatura como disfrute personal y un canto a la libertad de escoger la literatura experimental como algo capaz de sorprendernos, de mostrarnos que existen lectores capaces de sorprenderse gratamente escapando de cualquier zona de confort a la que esté acostumbrado. Una lectura tremendamente recomendable para todos los amantes de las letras como arma de desconexión de la monotonía que inevitablemente nos invade.

Eris

 

2 comentarios sobre “Por qué la literatura experimental amenaza con destruir la edición, a Jonathan Franzen y la vida tal y como la conocemos de Ben Marcus con unos pinitos en pedantería a cargo de Rubén Martín Giráldez.

  1. Un libro con un título muy llamativo. Tu reseña me ha dejado intrigada, pero miraré más opiniones antes de decidirme.

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