Donde fuimos invencibles…

Donde fuimos invencibles. María Oruña.

#somosinvencibles

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Ediciones Destino
Fecha de publicación: 10/04/2018
ISBN: 978-84-233-5366-8
Formato: 13,3 x 23 cm.
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Áncora & Delfin
18,50€

Casi un año después de Un lugar a donde ir volvemos a Suances, las vacaciones se acercan… incluso para nuestra incansable Teniente Redondo y nosotros, ávidos lectores de historias misteriosas, nos negamos a que Valentina haga la maleta.

En esta ocasión la autora vuelve a sorprendernos con una nueva vuelta de tuerca a su calidad narrativa y centra los acontecimientos en el antiguo Palacio del Amo, propiedad de una familia discreta pero adinerada y que empleaba para disfrutar de sus vacaciones en tierras cántabras. El palacio lleva sin huéspedes una temporada y quizá por eso Carlos Green, heredero de la misma, decide instalarse en ella a modo de retiro con la única finalidad de poder encontrar la tranquilidad necesaria para terminar su novela El ladrón de olas y quizá aprovechar su estancia para recordar los buenos momentos vividos en la zona durante aquellos veranos inolvidables. Sin embargo su ansiado recogimiento se ve truncado por la aparición del cadáver del jardinero en la propiedad. La edad avanzada del mismo hace suponer que el suceso ha ocurrido por causas naturales pero hay algo en el cuerpo que desata la desconfianza… alguien ha tocado el cadáver y por si fuera poco, a este hecho hay que añadir la turbación que siente Carlos Green al confesar la sensación de que presencias extrañas habitan el lugar.

Valentina es una mujer que ya nos ha desvelado su fuerte personalidad en anteriores entregas de la saga así que no nos resulta extraño ver como se muestra escéptica ante tales declaraciones con lo que se verá abocada, junto a su equipo, a una cadena de acontecimientos  en la que, por supuesto, Oliver también tendrá su sitio en la historia.

Además de los ya mencionados personajes conoceremos al profesor Machín y Christian Valle, entre otros, estupendamente caracterizados y que son los encargados de transmitir al lector el peso que la autora arrastra al documentarse para sus novelas. Sin olvidarnos de Sabadelle (aquí una fan) con sus chascarrillos y su imposibilidad de mantener la boca cerrada en situaciones límite.

Una historia en la que el ritmo narrativo lo ha convertido en «el libro de las 48 horas» y que será la delicia de aquellos que comenzaron esta andadura con Puerto escondido sin dejar de lado a los nuevos lectores que sin duda no echarán de menos de dónde vienen esos personajes tan bien caracterizados.

Eris

Impresiones

María Oruña entró por la puerta grande con su primer libro Puerto escondido, continuó pisando fuerte con Un lugar a donde ir, y ahora acaba de publicar la tercera parte de esta serie con la teniente Valentina Redondo como protagonista, un libro con una estructura extremadamente bien llevada y con una trama muy inteligente. La autora muestra una poderosa imaginación y un excelente pulso narrativo. A pesar de que se trata, como decíamos, de una serie con personajes que le aportan continuidad, los tres libros son muy diferentes, Oruña no se deja llevar por el éxito del primer libro y no trata de repetir procedimientos literarios, es decir, no estira la fórmula ya probada. Siempre nos sorprende, como en este caso, con una novela de misterio compleja y profunda en la que debajo de la primera capa de la resolución de un caso, siempre podemos ver algo más profundo e intenso. Este tipo de novelas son las que más allá de la literatura de consumo resisten una posterior lectura sobre la que podemos pensar para encontrar y analizar nuevos elementos.

La estructura se mueve sobre un triángulo. Por un lado tenemos la historia de Valentina Redondo y Oliver Gordon, por otro Carlos Green y el borrador de su novela y, por último las ponencias sobre lo paranormal del profesor Álvaro Machín donde conocemos a su “contrincante” intelectual, Christian Valle; el hombre mayor que ya ha encontrado su lugar y el joven que todavía está en su búsqueda. Oruña maneja con una habilidad tremenda a todos los personajes y entreteje las acciones y los momentos para que los diferentes personajes vayan interactuando entre ellos. Nosotros, los lectores, podemos utilizar toda la información que se nos va facilitando para intentar resolver la incógnita por nuestra parte.

Al igual que ocurría en Puerto escondido, las diferentes voces narrativas están perfectamente diferenciadas y no parece que es el mismo narrador el que nos cuenta la historia. Carlos Green escribe en primera persona sus recuerdos de juventud y el tono y el lenguaje son diferentes. La autora intercala de forma muy inteligente la investigación criminal, el seminario del profesor Machín y la historia de amor juvenil de la novela de Carlos Green.

Pero lo que realmente diferencia los libros de María Oruña de otros del mismo género es lo que subyace a la propia trama, los temas que trata de forma sutil, las posibilidades que nos presenta. El triángulo de la estructura pivota sobre el eje del personaje de Álvaro Machín, alguien a quien le gusta aplicar la navaja de Ockham, y la idea de los recuerdos y la juventud. El lugar donde fuimos invencibles fue el momento previo a la madurez, eso es algo que mantienen Machín y Green, cada uno a su manera. Machín es un viudo que añora la juventud porque era un momento de fortaleza en el que no había perdido nada y Green es un divorciado que también añora su propia juventud por motivos diferentes. Aquí es donde está lo más interesante, la dualidad que nos ofrece en todo momento Oruña. Tenemos las dos caras de la misma moneda, el sentirnos invencibles nos puede llevar al desastre tanto físico como emocional. Incluso cuando vemos la fotografía de la cubierta, vemos las dos caras. Con una iluminación de contraste alto, un barco se acerca a la costa, algo que a primera vista parece un refugio, pero la embarcación se acerca con todo el velamen desplegado y movida por un viento firme que parece como si fuese a embarrancar, abocado al desastre.

Lo que le da unidad a esta serie no es sólo los personajes, sino la idea de un refugio para ser nosotros mismos, ya sea en el espacio o en el tiempo. Porque no escogemos el tiempo en el que vivimos, pero todo lo que hacemos repercute en el tiempo que nos queda por delante. Porque cada decisión y cada acción cuentan.

¿Existe lo sobrenatural?, ¿cuál es la verdad?. La verdad es que Donde fuimos invencibles es una gran novela. Y como digo cada vez que hablo de una serie, y más en este caso, que no os importe demasiado no haber leído los anteriores libros. En la primera parte se sientan las bases y se presentan a los personajes, en una segunda se desarrolla la trama con explicaciones basadas en la realidad para llegar a la tercera con un desenlace endiabladamente bien compuesto. Oruña escribe para ofrecernos una novela basada en conceptos cimentados en la realidad. Es una de las novelistas de misterio y aventuras que más se esfuerza por centrarse en principios sólidos para novelar sobre ellos, a la manera de otros escritores de otros géneros como la novela histórica.

Por todo lo dicho esta novela se convierte en una gran recomendación con las dosis de humor y amor a las que la autora nos tiene acostumbrados, además de números guiños literarios y cinematográficos, que abarcan desde Rebeca (Daphne Du Maurier, 1938) a Bitelchús (Tim Burton, 1988). Un libro que será uno de los preferidos este verano, porque la juventud es más en verano.

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@yoplanetaeris en Instagram (también @MientrasLeo para la ocasión)

NachoGO

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