La última salida…

… de Federico Axat.

Ciclo: Período de tiempo que, acabado, se vuelve a contar de nuevo. Serie de fases por las que pasa un fenómeno periódico. Conjunto de una serie de fenómenos u operaciones que se repiten ordenadamente. Período de tiempo que incluye una serie de fenómenos característicos. Conjunto de transformaciones por las que pasa un cuerpo hasta volver a su estado inicial.

Esto es lo que nos encontramos al visitar la definición de este vocablo en el diccionario de la Real Academia Española, de manera que es probable que si nos paramos a pensar en nuestros comportamientos cotidianos podríamos pensar que nuestras vidas están llenas de ciclos que empiezan, terminan y vuelven de nuevo a dar el pistoletazo de salida. Entre todos estos comportamientos, como no podía ser de otra manera, me gustaría destacar un ciclo que se repite continuamente en mi vida y del que no consigo cansarme… Cuando un libro abre sus puertas, nos adentramos en la historia, lo cerramos y el ciclo se completa cuando trato de transmitir todo aquello que la novela ha despertado en mí, sea bueno o malo pero cuando mis impresiones se publican en nuestro PlanetaEris la puerta se cierra y paso a abrir la siguiente, entrando de nuevo en un laberinto del que desconozco la salida, tratando de disfrutar de cada historia, a veces incluso el viaje tiene lugar mientras mi mente viaja a pasos agigantados inventando teorías que me hagan ser la más lista de la clase si consigo adivinar ese final del que todo el mundo habla sin hablar pero que dicen que ni de broma adivinaré y que me dejará estupefacta.

A lo largo de mi vida lectora las novelas se van solapando… A pesar de que con los años me he vuelto más exigente, cuando una historia me deja huella os dais cuenta enseguida porque trato de haceros partícipes de semejante sentimiento e incluso trato de haceros ver que si elegís la lectura en cuestión difícilmente os sentiréis defraudados. Con La última salida Axat ha conseguido impactarme y dejarme incluso… Como suelo decir… Tonta de todo… Porque he cerrado el libro y he pensado… ¡Joder! Qué suerte tengo de haberlo leído, culpa de #MientrasLeo de nuevo. Sí, esa chica que saca el palo a la mínima pero a la que tengo que agradecer muchos, muchos de mis libros cinco estrellas desde hace más de un año. #Gracias, again 😉 Y no me olvido de Chema… Que se ha encargado de meterme prisa para comentar ese final que nos ha dejado a todos los que ya la hemos disfrutado sin aliento y que, por supuesto, hemos comentado 🙂

La última salida es de esas novelas de las que cuanto menos sepas, mejor. Sí, de esas que en la primera página ya sabes que la trama te va a enganchar por su originalidad, por la calidad con la que están trazados los personajes y en la que el género thriller psicológico toma otra dimensión, dimensión en la que entrarás y tendrás que olvidarte de todo porque no te va a dar un respiro.

Axat ha sido para mí el mago que consigue desviar tu atención lo suficiente haciéndote viajar por una cantidad ingente de trucos en los que no hay conejo ni chistera, pero sí trampas, en las que caes una y otra vez hasta que de repente todo cobra sentido pero no sabes cómo lo ha hecho, cómo lo ha conseguido. Y así te deja… Maravillado por semejante vorágine de acontecimientos en los que a veces dices… Pero esto… Creo que aquí hay una cosa que no cuadra… ¡Pero no! Él ha pensado en lo que ha podido divagar tu mente, en aquello que te has podido preguntar mientras leías y te contesta para echar abajo todas tus teorías de manera magistral.

Muy pocas veces rompo la estructura del blog y empiezo a contaros mis impresiones desde el principio. Ahí está la clave. Quedaos con eso. La última salida es una novela que me ha tenido amargada durante cinco días en los que no he podido ni abrir el libro por la escasez de tiempo con la que me ha deleitado esta última semana pero el libro se ha pasado conmigo todos esos días pensando en si podría conseguir rascar algo de tiempo para continuar una lectura que empecé el fin de semana pasado, pensando en miles de teorías que se me ocurrían a mitad del libro, justo donde me había quedado en la primera sentada. Teorías que se cayeron en la segunda de una manera estrepitosamente genial.

Todos los personajes que intervienen en La última salida están perfectamente estudiados de manera que ninguno de ellos, por muy insignificante que te parezca su papel, resulta indiferente indiferente. Todos tienen su momento y se meten en tu mente generando una burbuja que nada será capaz de romper.

Sólo me hizo falta esto para lanzarme a leer esta novela…

«Ted McKay estaba a punto de pegarse un tiro en la sien cuando el timbre de su
casa empezó a sonar con insistencia».

Y os aconsejo que hagáis lo mismo. Porque no importa quién es Ted en este momento, te darás cuenta de la importancia de todo cuando cierres el ciclo, llegues al final del laberinto, a la última salida…

Es hora de abrir la puerta… Ojo… Te costará cerrarla y dejar todo atrás. Quizá vuelvas a abrirla de nuevo 😉

Eris

Sinopsis

Ted es rico y tiene una familia perfecta, una esposa y dos hijas adorables. Nadie podría imaginar el motivo que lo ha llevado a tomar la drástica decisión de quitarse la vida. Cuando oye sonar el timbre una y otra vez, su primera reacción es ignorarlo y apretar el gatillo de una vez por todas. Pero entonces descubre una nota escondida entre sus cosas; una nota con su caligrafía que no recuerda haber escrito: «Abre la puerta. Es tu última salida». Al otro lado de la puerta encuentra a un desconocido llamado Lynch, que no sólo sabe lo que Ted está a punto de hacer, sino que le hace una propuesta difícil de rechazar: un plan para evitar que su familia sufra ante las consecuencias devastadoras de un suicidio.

Ted acepta sin imaginar que la nota en el escritorio y la oferta de Lynch son apenas el comienzo de un juego macabro de manipulaciones. Alguien ha sembrado un camino de migas de pan que Ted irá recogiendo. Alguien que lo conoce mejor que nadie, que lo hará dudar de sus propias motivaciones y también de las personas que lo rodean.

¿Quién maneja los hilos desde las sombras?
A veces sólo podemos confiar en nosotros mismos.
Y, en ocasiones, ni siquiera eso.