Maximilien Heller…

… de Henry Cauvain

Recibí el libro con la máxima expectación y tengo que señalar desde el principio que mis expectativas se vieron cumplidas. Soy un gran seguidor de la figura de Sherlock Holmes, pero no había leído la obra de Henry Cauvain.

Traducción: Eva María González
Introducción: Susanna González y Rosa Sahuquillo
Ilustraciones originales de Iván Cuervo Berango
Colección Misterios de Época
ISBN: 978-84-943634-1-2
16X24 cm
210 páginas
Tapa dura con sobrecubierta y lazo de punto de lectura
P.V.P. 21,90 euros
(Como obsequio marcapáginas y lámina réplica de la ilustración de cubierta)

Sinopsis

Imaginemos la larga silueta de un joven. Es un detective privado prodigiosamente dotado para la observación y la deducción lógica, misántropo, adicto a las drogas y experto en química y en las ciencias forenses de la época. Así mismo, es un gran maestro en el arte del disfraz y sus audaces hazañas son narradas por su amigo y confidente, un médico. Otro doctor aterroriza y fascina por igual a nuestro héroe. El joven se ve involucrado en un caso de asesinato cuando su vecino, Jean-Louis Guérin, es acusado de haber envenenado con arsénico a su señor, el banquero Bréhat-Lenoir.

Contrariamente a las apariencias, este retrato no es el de Sherlock Holmes, ni tampoco nos referimos al Dr. Watson o al Dr. Moriarty. El retrato describe al héroe de la novela «Maximilien Heller», publicada en Francia en 1871, casi dos décadas antes de que vieran la luz las primeras investigaciones de Sherlock Holmes en 1887.

Mis impresiones

La primera definición del protagonista, Maximilien Heller, es la de filósofo, algo que no nos debe resultar extraño puesto que la cuarta acepción de nuestro diccionario de la RAE nos dice que filósofo es “Hombre virtuoso y austero que vive retirado y huye de las distracciones y de los lugares muy concurridos”; algo que define perfectamente a Heller. La otra característica notable es la de misántropo, la filosofía y la misantropía siempre han estado muy relacionadas. Desde siempre, los filósofos han considerado al «hombre» como el mayor de los peligros: “Me vuelvo más avaro, más ambicioso, aún más cruel y más inhumano, porque estuve entre los hombres” decía Séneca en sus cartas.

¿Quién más cerca de los hombres que el que está más interesado en su parte más oscura?: el crimen.

¿Quién mejor que un filósofo para desentrañar las oscuras tramas de un criminal?.

Si la filosofía busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano; está claro que filosofar es investigar.

Así mismo Conan Doyle en sus notas sobre la primera novela de Sherlock Holmes A Study in Scarlet define al detective consultor como “a sleepy eyed young man” and “phylosopher”. Este es el primer gran paralelismo entre Heller y Holmes. Claramente estamos ante el precursor de la figura o, como dice Susanna González en el introducción del volumen, prefigura (me encanta la palabra) de Sherlock Holmes.

Parece que Henry Cauvain tenía mucha más confianza en su personaje puesto que el nombre del detective da título a la obra, algo que ningún otro escritor de este género se atrevió en el siglo XIX.

La figura de Sherlock Holmes tiene un gran presente (pastiches de gran calidad que se siguen editando) y un futuro prometedor. Ahora el público español gracias a d’Época puede descubrir que también tiene un pasado. Casi parece probar que realmente existió y no sólo se trata de un personaje de ficción inspirado por el doctor Joseph Bell de Edimburgo. ¡Larga vida a Sherlock Holmes!

En la noticia aparecida en el diario ABC el día 23 de febrero de 2015, el periodista Manuel De La Fuente se preguntaba “¿Fue Sherlock Holmes un plagio?”. Según mi modo de ver, el hecho de que se anticipara la figura de Holmes no le saca mérito alguno a la obra de Doyle. Puesto que su talento fue el que le proporcionó la dimensión adecuada desarrollando su figura en 56 relatos cortos y cuatro novelas. Como se ha demostrado a lo largo de la historia, conquistar requiere unas dosis de inteligencia y valor considerables, pero gobernar y mantener el poder es harina de otro costal.

Pero hablemos un poco más de la trama…

A medida que iba avanzando (reconozco casi febrilmente) iba reconociendo la calidad y entidad de la obra y no solo lo que estaba buscando desde el principio. El libro tiene dos partes; en la primera el doctor nos presenta al personaje de Heller desde su punto de vista  y empezamos a reconocer su idiosincrasia y forma de vivir. De esta manera nos presenta el crimen y las líneas de investigación. La segunda parte se compone de la relación epistolar, de Heller hacia el doctor Jules, actuando siempre éste como catalizador social.

La pasión me llevaría a seguir escribiendo muchas más elementos que pueden resultar algo tediosos, sin embargo tengo que recomendar encarecidamente esta magnífica edición y trabajo de los componentes de la editorial d’Época. El libro está, como siempre lujosamente encuadernado (como ya comenté en la reseña de El misterio del carruaje de Fergus Hume) y con unas ilustraciones originales en blanco y negro de Iván Cuervo Berango fenomenales.

Reseña realizada por Nacho GO