Mendel el de los libros…

… de Stefan Zweig.

No recuerdo muy bien como se coló este título entre mis pendientes. Lo que sí recuerdo es que desde el momento en que se cruzó en mi camino supe que era para mí, animada además por las muchas reseñas positivas que me iba encontrando por las redes, no tardé en hacerme con él. Es un relato de 64 páginas que te mantiene pegado a sus páginas desde la primera a la última línea.

Sinopsis

Escrito en 1929, Mendel el de los libros narra la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en uno de los muchos cafés de la ciudad de Viena. Con su memoria enciclopédica, el inmigrante judío ruso no sólo es tolerado, sino querido y admirado por el dueño del café Gluck y por la culta clientela que requiere sus servicios. Sin embargo, en 1915 Jakob Mendel es enviado a un campo de concentración, acusado injustamente de colaborar con los enemigos del Imperio austrohúngaro. Un breve y brillante relato sobre la exclusión en la Europa de la primera mitad del siglo xx.

Mis impresiones

Os contaré que cuando me hice con este libro, recuerdo que lo compré con mucha ilusión pero que luego fue quedando entre mis eternos pendientes sin saber muy bien el por qué. Me alegro enormemente de haberlo hecho ya que estoy segura de que haciéndolo así, lo he disfrutado muchísimo más ya que no recordaba ni de qué iba. Solo lo cogí de la estantería y me lo ventilé en un suspiro. ¿Por qué os digo esto? Pues porque al ser un relato corto, la sinopsis casi hace que te hagas una idea de lo que te vas a encontrar. Es algo que no me gusta pero que es inevitable. En este caso la sinopsis, tengo que decir que está muy lograda ya que para nada adelanta lo que va a ocurrir en el transcurso de la narración. Nos da una idea general pero nada más.

Esto es una cosa que yo tengo como costumbre. Con los relatos me gusta leer la sinopsis el día que me hago con ellos pero cuando decido leerlos no le vuelvo a echar un vistazo y las reseñas que me voy encontrando por la web de este tipo de narraciones las suelo leer por encima para que no generen en mí ningún tipo de expectativas. Sé que si lo tengo en mis estanterías es porque un día me gustó la sinopsis y si no lo tengo, suelo quedarme con si tiene muchas opiniones positivas o no. Por experiencia sé que los disfruto muchísimo más.

En mi primer acercamiento a la pluma de Zweig, he descubierto que este escritor hacía magia con las palabras. En solo 64 páginas es capaz de contarte una historia que hubiera dado para cientos de ellas. Una forma de exponer la vida de Mendel increíblemente detallada con solo mostrarnos un par de anécdotas de cómo pasaba sus días en el café Glück, que en alemán significa «suerte» o «felicidad» y pienso si no habrá sido una «suerte» publicar esta reseña en el día de la «felicidad» 😉

Sinceramente no quiero contaros nada más. Con la sinopsis y lo que opino de esta gran historia escrita por Zweig creo que es suficiente para que os hagáis una idea y no lo dejéis escapar. Se lee tan rápido que ni te darás cuenta de que estás llegando al final. Te mantiene tan inmerso en la historia de Mendel y lo que le ocurre que, una vez que has acabado, te deja esa nostalgia por semejante personaje, entrañable y tan injustamente tratado.

Antes de irme 😉 Os dejo al final de esta reseña un fragmento rescatado de la boca de Zweig que me he encontrado por la red. Es la manera en que él mismo describía su propia obra. Un genio del que espero leer muchas más historias. Os diré también que, hasta ahora, que yo sepa, la editorial que mejor trabajo está realizando rescatando los títulos de este autor es la Editorial Acantilado (os dejo aquí el enlace a todos los títulos que tienen editados). Yo le tengo echado el ojo a un par de ellos a ver si caen pronto porque me he quedado con muchas ganas de seguir descubriendo a Zweig.

«Sólo un libro que se mantiene siempre, página tras página sobre su nivel y que arrastra al lector hasta la última línea sin dejarle tomar aliento, me proporciona un perfecto deleite. Nueve de cada diez libros que caen en mis manos, los encuentro sobrecargados de descripciones superfluas, diálogos extensos y figuras secundarias inútiles, que les quitan tensión y les restan dinamismo.»

                                                                   Stefan Zweig

Y por la descripción de ese café llamado «felicidad» o «suerte» bien podría haber sido tal que este…

… aunque os diré que dicho café era ficticio 😉